Jordania: de Petra al Mar Muerto

Aunque Petra es una de las atracciones más impresionantes de Oriente Próximo, Jordania guarda muchos más atractivos para el turista.
Como un puente entre el mar y el desierto que une el este con el oeste, el Reino de Jordania es una tierra de belleza cautivadora y contrastes: desde el fértil y siempre cambiante Valle del Jordán, hasta los cañones del remoto desierto, inmenso e intemporal. Se pueden explorar increíbles castillos en el desierto, observar la imponente belleza del desierto de Wadi Rum o bañarse en las relajantes aguas del Mar Rojo.
El Rey Abdullah I fundó Jordania tal y como la conocemos hoy en día después de la Primera Guerra Mundial. Estuvo gobernado por su nieto el Rey Hussein durante 46 años hasta su muerte en el año 1999, cuando su hijo, el Rey Abdullah II asumió el trono. Jordania se ha desarrollado hasta convertirse en una nación moderna que ha disfrutado de paz, estabilidad y un crecimiento económico en las últimas décadas. No hay duda de que Jordania es un reino marcado por su historia y cultura.
Desde el momento en que se pisa suelo jordano, uno siente su rica herencia; por todos lados hay restos de antiguas civilizaciones que todavía permanecen, grabadas en el alma de su pueblo.
Podremos visitar mil y un rincones:
Una ciudad en expansión repartida por 19 colinas. Es la capital antigua y moderna del Reino de Jordania. Llamada con frecuencia la ciudad blanca, por la gran cantidad de casas de piedra de pequeño tamaño que alberga, tiene una gran variedad de lugares históricos. Alberga muchas estructuras como el Templo de Hércules, el palacio omeya y la iglesia bizantina.
Desde Amán hacia el sur, por el Camino de los Reyes, es el viaje más memorable de la Tierra Santa, pues pasa por numerosos lugares históricos. La primera ciudad que encontramos es Mádaba, “la ciudad de los mosaicos". En la ciudad, más conocida por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas, se encuentra el famoso mapa de mosaico de Jerusalén y Tierra Santa, del siglo VI. Formado por dos millones de piezas. Existen cientos de mosaicos distintos de los siglos del V al VII, repartidos por todas las iglesias y edificios de Mádaba.
La antigua ciudad de Petra es uno de los tesoros nacionales de Jordania y, con diferencia, la atracción turística más conocida del país. Situada aproximadamente a tres horas al sur de Amán, Petra es el legado del pueblo nabateo. Admirada por su refinada cultura, su impresionante arquitectura y sus complejos e ingeniosos diques y canales de agua, Petra es una ciudad declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. La altísima fachada del Tesoro es sólo una de las maravillas arqueológicas que se pueden admirar en Petra. En sus diversos caminos y rutas de escalada aguardan cientos de edificios, tumbas, baños, salones funerarios, templos, entradas arqueadas, calles con columnas y evocadoras pinturas en la roca, sin olvidar el teatro al aire libre con 3.000 asientos y un gigantesco monasterio del siglo I.
Otros destinos en los que no nos detendremos tanto que no hay que perder de vista si tenemos tiempo son:
Castillos del desierto
Castillos cruzados
Umm Qays
Una de sus principales atracciones turísticas como es el Mar Muerto
El punto más bajo del planeta, 400 metros por debajo del nivel del mar, ofrece la increíble posibilidad de flotar, sin proponérselo, en sus aguas saturadas de sal. Imposible hundirse, e imposible desde luego nadar, sin embargo la piel queda suave como la de un bebé después de embadurnarse de sus lodos. Además, la neblina que provoca la evaporación y que ahoga casi por completo el sonido en su ambiente enrarecido, filtra los rayos ultravioleta, por lo que podrá broncearse sin miedo.
El árabe es la lengua oficial de Jordania, el ingles es ampliamente entendido entre la mayoría de los jordanos, especialmente en las personas relacionadas con el turismo. El francés es entendido por buena parte de la población.. El Armenio y otras lenguas caucásicas, como el circasiano y checheno se entienden y hablan en sus respectivas comunidades.
La cocina internacional es una opción posible casi en cualquier lugar, aunque los amantes de los sabores exóticos se decantarán, por los platos árabes.
Para familiarizarse con ellos lo mejor es pedir unos mezzé, entremeses variados en los que se sirven pequeñas porciones de un sinfín de guisos y cremas como el humus (de garbanzos y pasta de sésamo) o el babaganough (de deliciosa berenjena asada), con su punto de cilantro, comino u otras especias, lo que no quiere decir que toda la comida sea picante, aunque sí especiada.
Sin duda Jordania no dejará indiferente a nadie.
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